lunes, 9 de junio de 2008

Cuento del Sastrecillo

Amiguitos, esto Que les voy a contar hasta yo mismo creo me voy a creer fuera verdad. Los hechos ocurrieron en un lugar muy cercano a donde yo viví por algún tiempo, en otro Pueblo que en distancia debe haber allá por Tres leguas (que para el que no sepa en distancias pasaran de 15 kilómetros), como bien pueden comprender para recorrer esa distancia se debe levantar muy tempranito y este personaje que quiero relatar asi lo hacia, veremos haber quien era este buen Sr. Que al juzgar por el nombre debía ser muy apreciado en ese lugar, llamaban le el Sastrillo Regalado.
Yo nunca tuve ocasión de preguntarle el porque de ese nombre lo primero por que no somos del mismo Pueblo, el era de Villa larga de hacer y yo de Villacorta de deshacer.
Quiero describirlo con toda clase de detalles que esto ocurrió un Sábado en vísperas de Domingo, salio de su casa siendo Noche cerrada y oscura como boca de Lobo como por allí se dice, subió sobre su Borriquillo que le llamaba, Arre que sino te pego, por querer adelantar algo apartose del Camino y tomo una senda bastante estrecha, perdón olvide decir que por aquellos lugares casitos tienen el coche de San Fernando ¿ saben cual es? Un ratito a pie y otro andando.
El Sr. Regalado era mas pudiente tenia ese Borriquillo caminaba por la senda y en los lados de ella había muchas Zarzas y cruzaban sus ramas lo mismo que una Palmera, pero estas son peores, peores como una zarza Mora y que cuantos Cristianos hubieran deseado el estar pillados asi por una Mora de esas que tienen esos ojazos negros y grandes.
Bueno ,bueno al pasar por de bajo y cruzaban el sendero al Sr. Regalado se le enredaron en la Capa y le subieron para arriba en el que en ese momento el Pollino salio andando con todos los trajes que llevaba para entregar a sus clientes que al ser la Fiesta del Pueblo querían estrenar los en la Misa mayor el bueno del Sastrillo se paso mucho tiempo colgado y solo sabia decir no tengo dinero, no tengo dinero dejarme ir y luego vengo y daré todo lo que gane lo repetía sin parar y las zarzas no le contestaban, llegadas las primeras luces del dia al ver que eran unas Zarzas saco las Tijeras de un bolsillo y zarzas con unos cortes se libro de ellas y las dijo si fuerais dos hombres les hubiera hecho lo mismo.
Que valiente, ya libre de las garras se fue a buscar a su pollino con los trajes no se si le encontraría, otro día se lo contare. A Dios.

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